Este conciertazo fue incluso anterior al de los Groundation pero persiste aquí en mi alma como uno de los mejores. No podía obviar su recuerdo y aquí lo coloco como una lucecita mágica más en mis "Directos al alma".
Fue un sábado. A pesar de la resaca y como un dicho y hecho, Vitt, Lucky y yo nos fuimos a la Heineken dispuestos a ver tocar a una buena banda. Nada más llegar, comenzaron a darle chicha los hombres del Nueva York más vibrante. Contagio inmediato.
Su buen hacer, su espíritu, su son... Todo.
No podíamos dejar de bailar y disfrutar porque ellos tampoco.
Grandes, impresionantes.
Y los veremos en el Rototom.
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