jueves, 24 de junio de 2010

Directos al alma

Últimamente, mis noches están destinadas a escuchar, mirar, bailar y sudar la música en directo. Cuando no importa lo que hablas sino lo que sientes, cuando mentes y cuerpos se dejan llevar al ritmo del mismo son. No hace falta nada más que eso, bailar.
Inauguro una nueva etik en esta mi red de luces que me iluminan y que no quiero dejar escapar con la brisa del olvido, con el concierto de ayer: Groundation en la sala Rock Kitchen en Madrid. 
Como dice Eva "Cocina del rock, Groundation a 220 grados". Sala calurosa donde las haya. Aún así pudimos disfrutar de este grupo de reggae roots que fusionan magistralmente con jazz y dub, elebando su directo a la máxima potencia: cada uno de ellos se marcó un solo que daba gloria y juntos hacían vibrar las almas de todos los allí congregados. Es ahí donde se nota esa universalidad que tiene el lenguaje de la música.
Lástima que no nos pudieran deleitar con una última canción rogada en uno de los bises más gordos que he vivido. Resultaba cómico y todo.

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