Me estoy tomando una lata de cocli y parece que ando con más energía, más espabilada. Pero hoy ha sido día de bamboleos de cabeza: he comido a las 15 y ya no estoy acostumbrada.
Un bocadillo riquísimo, unas natillas que me han transportado de nuevo a mi infancia (qué curiosos los sabores de la memoria) y una tiparraka al lado, en el césped, con una música atronadora, ratonera, chunda-chunda sin emoción. Hoy, viernes, la biblio se queda vacía antes.
Hoy, viernes, he venido en un coche como el mío pero plata y más cascáo.
Ayer, mi negro, me dejó tirada... Sinesio Delgado pa arriba... Ni en primera oiga!
Menos mal que estaban Vitti y Meryguan conmigo... Luego vinieron unos polis muy atentos de civiles. El gruero no tardó nada y era muy majo. Casualmente, cuando he vuelto a llamar esta mañana, ha venío él mismo a llevarse mi carro al taller. "¿Todavía estás despierto?" (Eran las 10 de la mañana y había estado toda la noche trabajando. Es autónomo y estos días hay que aprovecharlos. Porque hay otros que en los que no sale nada)
Y nada, mi primer coche de sustitución. ¡Y me dan el mismo que conduzco todos los días! Lástima, yo que quería probar otro por unos días... Casualidades.
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